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sábado, noviembre 19

Adolescencia de un Viejo (I)


El viejo estaba caminando cansado con su carga al hombro. A veces se detenía a la orilla del camino a descansar. ¿Cómo recolecte tantas cosas se preguntó?. Comenzó a ver su saco descubrió cuán valioso era cada una de ellas. Pensó en algún moemnto deshacerse de alguna de ellas, pero cuánto más pensaba en cuál, más se entristecia. Asi que decidió colocar una a una, con cuidado y cariño, en su saco, y se la echó nuevamente al hombro. Al poco caminar llegó a la orilla de un riachuelo, con una agradable sombra debajo de un sauce llorón. Decidió dormirse bajo la sombre tan agradable que había encontrado. Cuando despertó se encontró con un par de niños, para él era unos niños que corrían a orillas del riachuelo, en realidad era una pareja de muchachos que jugueteaban junto al agua.

Era un hombre ya mayor, que ya no recordaba los años que tenía. Sus ojos cambiaban de color de acuerdo a la luz que hubiera en el momento, desde un verde intenso (esmeralda diría yo) a un cafe oscuro, casi negros. Su caminar era cansado, parecía un pordiosero, pero cuando alguien se detenía a hablar con él, sólo encontraba la sabiduría de los años idos, cmenzar una conversación con él era dificil, pero más dificil era terminaral, no porque que el se pegara latosamente al otro, sino que el otro era quién deseaba más y más seguir conversando. Al principio parecía un viejo amargado, con sus arrugas asperas y su pelo cano, con su larga barba y alguno que otro rasgo oriental, una mezcla extraña diría yo. Sin embargo, su rostro aspero que mantenía alejado a los demás se endulzaba cuando atentamente escuchaba a cualquiera que se atreviera a acercarse a hablar con él. Había que estar bastante desesperado para encontrase en una situación. Los demás que nunca se habían acercado a conversar con él no entendían, el por qué lo buscaban tantos sólo para conversar. Uno de sus ya amigos del escucha, lo defendía diciendo "que él si sabía escuchar". Sin embargo, otros que si habían acudido a conversar con él anteriormente, lo veían pasar y no lo reconocían pues su rostro sólo se endulzaba cuando lo buscaban para escuchar. A este viejo sólo le interesaba escuchar , no tanto ser ecuchado.

"Que bien me siento después de esta siesta" se dijo el viejo, "que extraño me siento con más fuerza, o el saco más liviano, no lo entiendo" dijo moviendo suavemente la cabeza. Decidió emprender el viaje, viaje que había iniciado hace ya varías decadas, tanto que aveces no recordaba hacía dónde inicialmente se dirigía. Pero esta vez fue distinto, al despertar recordó hacia dónde iba, tanto escuchar a otros, se había olvidado de escucharse a sí mismo.

Miró el riachuelo, y el arbol bajo el cual aún se encontraba, y una enorme tristeza le embargo. No entendió el por qué. "Algo importante me pasó aquí, y no logro distinguir que fue" lamentó . Con su saco al hombro deició caminar.

Cuando ocurría esto, el joven gritó, "espera espera, no ne vallas a dejar aquí". El lo miró extrañado, el rostro le parecía familiar, sus ojos eran de un verde que le sosprendió, pero no sabía quién era. Así que siguió caminando, pero sintiendo que algo le faltaba. Revisó nuevamente el saco y estaban todos sus tesoros, uno a uno, ni más, pero tampoco menos. El viejo no entendía nada, a pesar de toda la sabiduría ganada por los años.

"Esperame que aún no me despido" dijo el adolescente, el viejo caminó sin escucharle, pensando que le hablaba a otra persona. "Espera, espera, no sé adónde ir sin tí", volvió a gritar"Y tu tampoco sabrás a dónde ir sin mi". El viejo no escuchó, a medida que se fue alejando, sus fuerzas decayeron, y se olvidó nuevamente hacia dónde era su viaje, cansado decidió volver al riachuelo; y mientras regresaba recobraba las fuerzas, y extrañamente recordaba hacia dónde ir. Tres veces intento irse, las tres veces olvidó, y las tres veces cuando regresaba al riachuelo recordó. No entendía nada.

"Te lo dije" le gritó el joven desde la otra orilla. "Necesito explicarte algo que nos acaba de ocurrir y que debe ser visto con tus lentes antiguos que aún guardas en tu saco". "Cómo sabes de mis lentes? ¿Te metiste en mi saco" Preguntó asustado. "Nooo. No es lo que tu crees. Se de ellos por que cuando los metiste adentro, yo entré con ellos"

3 Comments:

At 8:14 p. m., Anonymous Anónimo said...

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At 7:20 p. m., Anonymous Anónimo said...

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At 1:24 a. m., Anonymous Anónimo said...

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