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miércoles, noviembre 23

Adolescencia de un Viejo (II)

La Busqueda de Una Vieja

Una vieja iba caminando cansada, arrugada como una pasa, pero con una sonrisa que llamaba la atención por la ausencia de sus diente y solo la presencia de uno de sus caninos. Había sido hermosa en su tiempo, pero ya eso no lo recordaba, caminaba cansada, con quejidos constantes en su repiración, como anhelando el sueño nunca encontrado. Algunos la veía al pasar y salían arrancado de ella, "¡allí viene la vieja!" exclamaban . Parecía una mujer amargada, triste y sin aliento, nadie se acercaba a ella. Le tenían bastante miedo. Algunos decían de ella que conoce cosas que otros no conoce, y que sus largos años de meditación y busquedas de respuestas en su interior la habían convertido en lo que es. Sin embargo su vida ya estaba seca, se notaba que estaba a punto de llegar a su fin. A pesar de esto su busqueda continuaba. Seguía buscando lo que había olvidado. En su busqueda ansiosa, no recordaba lo que buscaba, sólo sabía que tenía que buscar. No sabía qué, pero seguía buscando.

Cuando uno se acercaba a ella podía observar a una mujer de años ido anhelante de conocer, y de seguir conociendo, algunos creían que estaba loca, porque en su busqueda de conocer, buscó tanto dentro de si misma que se olvidó de los que estaban afuera.

Su caminar era cansado, sus ojos lagrimosos y en ciertas ocasiones su mirada perdida. Lo que nadie sabía, es que su busqueda tenía relación con lo que todos anhelamos, ella buscaba esperanza, esperanza que como afuera no encontró, decidió buscarla adentro.

A veces comenzaba a hablar, como nadie la escuchaba, seguía hablando sola. En realidad aúnque las palabras las conocía, las usaba indistintamente, se transformó en un nuevo lenguaje, lenguaje que sólo ella conocía. Le encantaba hablar, pero nadie le escuchaba, o si la escuchaban, la gente conocía las palabras, pero no entendían lo que quería decir. Cuando decía "ria desesperada" ella pregunataba "¿Dónde está la esperanza?". Sus palabras eran las misma, pero su lenguaje era otro.

Llevaba un saco a los hombros, en ellos había echado todo tipo de tesoros que ella había encontrado en vida. Había tesorosque tuvo que recoger, a pesar no querer llevarlos, sin embargo se sintió forzada por algo más allá de sus fuerzas, y finalmente los aceptó. Aúnque ella no lo sabía cada uno de los tesoros de su saco completaban la respuesta a su busqueda, pero como los había echado desesperanzadamente no pudo ver la respuesta que en ellos se encontraban.


Caminó, caminó, llegando hasta un riachuelo, comenzó a dormitar y hablar en su idimoa extraño, no notó que había un viejo que sabía escuchar que estaba durmiendo cerca de ella. Dejó su saco lleno de recuerdos, y tesoros del pasado junto a otro saco, pero que ella no notó. En este trance se durmió profundamente.

Al despertar, lo primero que recordó fue en que en su saco llevaba unos bellos dientes que le habían regalado hace mucho y que había sido echo especialmente para ella, así que aabrió su saco y sacó lo que buscaba, se los puso en su boca, se había quitado veinte de encima, comenzó a recordar su busqueda y de inmediato sonrió com hace mucho tiempo no había hecho.

Se levantó rauda de su sitio, notó al viejo que estaba a su lado, lo miró fijamente y pensó dentro de si, "¿Dónde he visto antes a este hombre?". No lo recordaba, pero tenía un profundo sentimiento hacía él que no sabía explicar la razón, sólo sabía que se sentía agradecida por haber dormitado junto a este viejo, que según ella jamás notó su presencia.

Levantó la miraada y vió a dos adolescente jugando en el agua, arrancando uno de otro, tirandose agua, abrazandose como grandes amigos, y escapando de sus labios el cariño y agradecimiento de conocerse desde siempre. "¿He visto esto antes?" no lo sabía, pero la respuesta se encontraba dentro de su saco.

Quiso alejarse, pero no pudo, asi que decidió cruzar a la otra orilla para ver más cerca como estos dos adolescentes jugueteaban con la vida, se colocó bajo la sombra de un abol frondoso que invitaba a la contemplación. "Al ver a estos jovencitos ya recuerdo lo que siempre he buscado". Pensó dentro de si misma.

Al estar sentada allí, los dos jóvenes se acercaro, y mirandola fijamente le dijero "Gracias por este tiempo. Gracias por permitirnos jugar en es rio". Ella no entendión el por qué le daban las gracias. Sin embargo ella se sintió reconfortada.

De repente salieron corriendo hacia la otra orilla, fue cuando el viejo que había sido su compañero de siesta se estaba iendo del lugar.

4 Comments:

At 7:24 a. m., Blogger LS said...

Idea mía o el saco era el del caballero de la hidtoria anterior?.
Le sigo leyendo, pronto lo iré a visitar.
Un saludo,

 
At 5:32 p. m., Blogger Rodrigo said...

Es el mismo caballero, pero la historia cambió un poco desde que laleiste

 
At 10:19 a. m., Anonymous Anónimo said...

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At 2:33 p. m., Anonymous Anónimo said...

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