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martes, julio 20

EL LLANTO DEL CABALLERO


El caballero comenzó a llorar, llorar y llorar.

No podía detenerse.

Algo superior a el, le impedía detenerse en su llanto.

¿Que pasa? Se preguntaba. Pero no había respuesta. Solo llanto.

¿Necesitare un Mago o un Medico para que cure mi llanto?

¿Qué pasa?

Pero seguía llorando.

No se decidió entre el uno ni el otro. Fue directamente al Sabio.

Pero cuando llego donde este hombre de larga barba blanca que había sido en algún momento pordiosero y antes medico, pero antes de esto mago; y entre medio de todo había estado loco. Esto había sido antes durantes y después. Por lo menos eso parecía delante de la gente.

La gente lo encontraba realmente Sabio; pero en vez de ello lo llamaban Medio Loco. Ir a visitar al Sabio, era ir a visitar al Medio Loco.

Cuando llego donde estaba el Medio Loco. Su llanto le impidió decir cualquier cosa. El Medio Loco lo miro, lo escuchó llorar, y entonces el comenzó a llorar junto al Caballero. El llanto del Medio Loco fue mas intensa que el del caballero y en un ademán que solo el que ha vivido tal situación lo comprende, le pidió que imitara la intensidad que el llevaba. Los dos lloraban a tal intensidad que parecía el llanto de dos que lo han perdido todo y que no tienen esperanza de recuperarlo. Lo único que hacia era llorar y llorar.

Cuando se logro calmar el Caballero comenzó a pensar en el espectáculo que estaban dando. En ese minuto el Medio Loco le dice que no le importe tanto el que dirán de los hombres y que se deje consolar en su llanto por el Consolador que su Señor ha enviado a su corazón

Allí logro comprender. El llanto del que lloraba era el anhelo de consuelo, como un gran pez que había sido enganchado por la caña del Pescador.

Cuando terminó de llorar entendió. Cuando terminó de llorar algo del señor obscuro salió de él. El necesitaba llorar como consecuencia de sus actos de desobediencia. No era por el castigo, sino por el consuelo