historiasderodrigo

martes, julio 5

Una defensa evangélica del matrimonio heterosexual

Nuestra defensa ha de ser evangélica

Con esto quiero decir que:
Nuestra defensa debe ser a partir del evangelio

Dicha evangélica defensa se debe distinguir claramente de cualquier otro planteamiento. Ya sea que ese planteamiento venga del catolicismo o desde personas que tienen una postura gnóstica.

Debemos asumir que la verdad se revela en Cristo y a partir de allí hemos de comenzar

Cuando hablo de una defensa evangélica que se distinga como tal, debemos acudir al Evangelio.

Pero qué es el evangelio y cuales son la consecuencias de este?

Es a partir de la contestación de esta pregunta que debemos construir una respuesta verdaderamente evangélica

El evangelio, (como ya lo he explicado anteriormente) se resume en 4 palabras. Dichas palabras son:
Cristo
Murió
Resucito
Escrituras

Es así, que la razón que Cristo murió y resucito conforme a las Escrituras fue ganar para si un esposa que no tuviera mancha ni arruga. El la lavo con su sangre y la santifico para si mismo.

Es así que nuestra respuesta evangélica es decirle al mundo que el matrimonio (que es entre un hombre y una mujer por antonomasia) refleja la unión entre Cristo y la Iglesia. Símbolo que habla del amor de Cristo por su esposa que somos nosotros. Cristo es la cabeza y nosotros el cuerpo.

Cuando hablamos que nuestras armas no son carnales, nos referimos particularmente a las armas que Dios nos da en el Evangelio (Cristo murió y resucito conforme a las Escrituras).

El enemigo de nuestras almas busca eliminar todo vestigio o posibilidad que se vea representado Cristo y su esposa a través del matrimonio. Busca eliminar todo vestigio en nuestras relaciones de pareja del simbolismo del Evangelio
Debemos entender entonces, que mas que un ataque a nuestra sociedad, el matrimonio es un ataque en contra del Evangelio y por ende, en contra del Cristo resucitado.

En el evangelio la justicia de Dios se revela. Y es interesante como los que se echan con varones reclaman igualdad ante la justicia. En realidad Dios nos llama a someternos a dicha justicia.

La unión entre dos hombres que se echan con hombres no refleja en nada lo que es Cristo y su Iglesia. No nos habla de una esposa ganada por Cristo y lavada por su sangre. Elimina todo vestigio del evangelio de nuestras relaciones.

Esto es interesante, Satanás busca eliminar todo vestigio del testimonio de Dios de nuestras relaciones. Un ejemplo es que las parejas heteresexuales solo conviven y no unen en matrimonio; y por otro lado lado las parejas de varones que se echan con varones buscan casarse.

Por otra parte, la búsqueda del placer por el placer es lo que determina las relaciones de hombres que se echan con hombres. Es lo mismo en otro tipo de pecados sexuales. En donde lamentablemente nosotros los cristianos evangélicos hemos participado o seguimos participando sin una búsqueda del mas alto placer de la vida que es encontrase con Dios.

El pecado sexual de los hombres que se echan con hombres es un reflejo del pecado sexual de adulterio y fornicación que existe en nuestras iglesias. De la misma manera que nos oponemos al matrimonios de dos hombres que se echan con hombres nos deberíamos oponer al pecado sexual en nuestras vidas.

El mundo no solos nos refleja, sino que también nos enrostra la actitud cínica frente al pecado sexual de los nuestros.

Le estamos diciendo lo mismo que ellos nos dicen, estamos creyendo la misma mentira que ellos; y lo que les decimos es que el máximo placer que existe en esta vida es el sexual.

Hemos hecho del pacer sexual nuestro dios, un idolo al que nos hemos inclinado. Hemos pecado y nuestro pecado tiene el mismo origen de aquellos que se echan con varones. Es creer que no hay mayor placer, que el placer sexual

En realidad no hay mayor placer que el placer que se encuentra en Dios. El placer de adorarlo, de servirle de ser de El. No hay mayor placer que estar en su presencia.

Hemos creído como ellos que no podemos terminar de vivir como vivimos. La respuesta es la misma que para ellos. El poder que actuó en Cristo resucitándole de los muertos, es el poder que actúa en nosotros y que nos capacita para vivir una vida recusitada día tras día en Cristo.

El anhelo de los que se echan con varones para casarse, debe resonar en nuestros oídos como un llamado a la que la sal vuelva ser salada, a que la luz deje de ser cubierto por el almud de nuestro pecado sexual. Es un llamado al arrepentimiento, a la integridad y a la pureza sexual. El que un hombre se eche con un hombre es tan grave como el olvidarse de la mujer de su juventud, en tan grave como la infidelidad. Salgamos de nuestro cinismo y vivamos vidas que tengan el respaldo de Dios. Digamoslo claramente, no solo con nuestros labios, sino con nuestras vidas. Reflejemos el plan de Dios, el Evangelio, en nuestros matrimonio.

Nuestra defensa es un llamado a la conversión al puro evangelio de Jesucristo, es un llamado al arrepentimiento y a la santidad.

Nuestra defensa esta dada por el Evangelio.

Uno que se echa con varón, la única razón esgrimida para que este se vaya al infierno es que Cristo no es su Señor y Salvador.

Si siendo cristiano te echas con varón o estas siendo infiel a tu cónyuge o tienes relaciones sexuales con alguien que no es tu esposa. En Cristo el poder y la autoridad para dejar tal pecado. El poder que actúa en nosotros es el mismo que actuó en Cristo resucitándolo de los muertos. Crees en el Cristo resucitado? Vive día a día esa resurrección en tu vida


Rodrigo Vidal M
Asamblea Cristiana