LA
JUSTICIA DE DIOS MANIFESTADA: PROFECIA
CUMPLIDA POR EL MESIAS
En Isaias 56:1, la Septuaginta utiliza la
palabra “Apocalipsis” para hablar de la revelación o manifestación de la
justicia de Dios. En Romanos 1:18 Pablo usa la misma palabra para referirse a
que la justicia de Dios es revelada (Apocalipsis) en el evangelio
En Isaías tenemos una
promesa, en Romanos tenemos el cumplimiento de dicha promesa.
En
Romanos 1:18, Pablo nos plantea que la Justicia de Dios se revela en el Evangelio.
Por
otra parte, Romanos 1:20 se dice que su eterno poder y deidad se hacen
claramente visibles desde la creación del mundo.
Sin
embargo su Justicia en ninguna otra parte se ha revelado. Los juicios justos de
Dios no son lo mismo que su Justicia revelada
Tú
puedes buscar a través de los pasajes de la Biblia y no vas a encontrar en ningún momento
hablar que Dios mostró su Justicia. En realidad podríamos decir que la Justicia no se había
expresado, había guardado silencio (“pasando por alto” Rom. 3:25).
A
pesar del pecado Dios no había manifestado su Justicia.
Hay
que expresar claramente que la
Justicia de Dios se revela y manifiesta en el Evangelio. En
ningún otro lugar, ni en ningún otro tiempo o momento, Dios ha manifestado Su
Justicia.
El
centro de las carta a los Romanos pareciera ser el cumplimiento de la promesa
de Dios que SU JUSTICIA se iba a manifestar, y esta promesa se cumplió cuando
Cristo Murió y Resucitó.
En
Romanos como en Isaías la palabra Justicia en griego y en arameo
respectivamente aparecen 36 veces en cada libro
Habiendo
dicho que “en el Evangelio la justicia de Dios se revela”, esto nos trae otras
consecuencias respecto a la definición de Justificación.
Es
así que desde esta mirada la justificación, la podemos definir como la manifestación
de la justicia de Dios en la vida del creyente por la fe en el Cristo
Resucitado (de aquel que cree que Jesús es el Cristo, que murió y resucitó
conforme a las Escrituras)
¿En
dónde se ha manifestado la justicia de Dios?
La
respuesta es clara: EN EL EVANGELIO.
Aquel
que tiene al Cristo que murió, murió en Cristo como esclavo del pecado (Rom.
6:17)
Aquel
que tiene al Cristo resucitado, resucitó en Cristo, como esclavo de la Justicia (Rom. 6:18).
Así
el que tiene al Evangelio, tiene manifestada la Justicia de Dios en su
vida por medio de la fe en Jesucristo, es entonces uno que ha sido Justificado.
Entonces,
¿qué es el Evangelio?
El
Evangelio lo podemos resumir en la
siguiente frase:
“Cristo Murió y Resucitó conforme
a las Escritura”.
Es
en este acto de justicia en el que la justicia de Dios se ha manifestado.
En
Isaías 56:1 así como en Isaías 45:15 y en Isaías 51:5 el profeta menciona que la Justicia de Dios estaba
pronto a manifestarse, una promesa que se cumpliría con la venida del Mesías.
Para
el judío piadoso esta era una promesa que se cumpliría con la venida del
Mesías.
Pablo
entendió esto claramente, pero no lo aplica a que el Mesías iba a tener un
reinado de justicia, sino que este Mesías reveló y manifestó e hizo cercana la
justicia de Dios al morir y resucitar como Jesús lo hiciera.
La
muerte y resurrección de Jesucristo cumple lo dicho por el profeta Isaías
respecto a que la Justicia
de Dios iba a ser manifiesta.
A
lo anterior hay que agregar dos ideas más.
Lo
que hemos dicho es que Dios manifestó su Justicia en el Evangelio.
Pero
lo que Isaías también dice (además) que Dios es justo y es quién justificara a
su pueblo.
¿Cómo
puede Dios ser justo y a la vez misericordioso? (Isaías 30:18)
¿Cómo
puede ser justo y pasar por alto en paciencia el pecado?
¿Cómo
puede ser Dios justo y a la vez salvador? (Isaías 46:13)
¿Cómo
puede ser Dios Justo y justificar? (comparar Isaías 45:21 y 25 con Romanos 3:26)
La
única opción que Dios tiene para actuar como un Dios justo es darle al justo
conforme a su justicia (1 Reyes 8.32) y así justificarlo.
Ampliamos
de esta manera la definición de justificación, ya que para justificar Dios
tiene antes que hacernos justos.
Ya que Dios justifica al justo y
no al pecador. Es el justo quien vive por fe y no el pecador. “Es el justo
quien es justificado” o bien podemos decir: “El justificado es aquel que es
justo”. Hay que hacer notar la circularidad en este planteamiento. En 1 Reyes
8:32 dice: "Justificando al justo para darle conforme a su justicia"
La base para responder todas las preguntas anteriores es la justicia y en
particular la justicia de Dios
Somos
poseedores de la justicia de Dios, por la fe (Romanos 3:22)
Todas
las preguntas anteriores se responden en la muerte y resurrección de
Jesucristo.
Es
la justicia de Dios la que se revela y se manifiesta. Esta Justicia de Dios la
tiene manifestada todo aquel que cree en Jesús que murió y resucitó. Por ende
aquel al que se ha manifestado la justicia de Dios por la fe en Cristo, ha
muerto en Cristo y resucitado en Cristo como nueva criatura, y a esta nueva
criatura Dios lo llama justo.
Al
manifestarse la justicia de Dios en aquel que cree, éste es hecho justo. Es
entonces que Dios justifica al justo DÁNDOLE conforme a su justicia (justicia
que es de Dios).
Es
así que Dios nos da conforme a SU justicia que es EL la hace nuestra por la de, y nos da paz con Dios,
reconciliación, salvación y otras bendiciones más conforme a su justicia
manifestada.
Es
así que es el justo conforme a SU justicia (justicia que es de Dios) quien es
justificado por Dios.
Es
el justo justificado quien vive por fe. Es el justo, en quien la justicia de
Dios se ha manifestado, quien vive por fe.
El
pecador no es quien vive por fe, le es imposible ya que no tiene la fe que se
requiere para que la justicia de Dios se manifieste.
¿Qué
espera Dios del pecador?
Lo
que espera Dios del pecador es la muerte; y es eso lo que obtiene el que cree
en el Cristo Resucitado conforme a las Escrituras; pero resucita en Cristo, y a
este resucitado Dios lo llama justo
Es
el justo quien tiene fe (fe que también viene de Dios como un don). Al tener
dicha fe esta hace que la justicia de Dios se manifieste.
Los
actos justos del pecador son como trapo de inmundicia. El trapo de inmundicia
es el paño que usaba el leproso para envolver sus heridas, cuando este se pudría
junto al trapo, se caía tanto el trapo como la carne podrida; y es a esto con
que el profeta compara nuestros actos de justicia.
El
pecador no tiene justicia para que este sea justificado.
Al
no tener la fe en el Cristo que murió y resucitó no posee la manifestación de
la justicia de Dios en su vida. Por ende, a éste lo que se manifestara y lo que
tiene sobre él es la IRA DE
DIOS.
La
paga del pecador por su pecado es la muerte. Por el contrario el justo por fe
vivirá.