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martes, julio 20

EL CAMINO DE REGRESO

El caballero iba caminando a paso tranquilo, recordando las palabras de Su Señor.

Recordaba además las suaves, pero potentes voces que salían detrás del trono. Parecía más canciones proclamaciones, lo extraño era que no hacían pausas para respirar, no había juego de entonaciones, era como voces de personas que no necesitaran del aire para expresar lo expresado

Lo que si eran magnificas. Era un reflejo de la grandeza de Su Señor. En ningún lugar se encuentra tal maravilla

Mientras iba caminando de regreso corrían raudos a su mentes los hermosos momento que había pasado en su castillo junto a sus amados. Sobre todo con sus tres aprendices de caballeros, los cuales decía el, muy pronto lo aventajaría y necesitarían otro guía para que sigan con sus instrucciones

Mientras pensaba en aquellos. Como en una reacción instintiva levanta su espada como cubriendo su cabeza, reacción instintiva que en ese momento detuvo un feroz ataque de alguien estaba cuidando el que era su castillo.

Su armadura era brillante como el sol y sus movimientos ágiles como el de una gacela pero su fiereza como el de una leona que esta dispuesto a todo para salvar a sus cachorros.

EL LLANTO DEL CABALLERO


El caballero comenzó a llorar, llorar y llorar.

No podía detenerse.

Algo superior a el, le impedía detenerse en su llanto.

¿Que pasa? Se preguntaba. Pero no había respuesta. Solo llanto.

¿Necesitare un Mago o un Medico para que cure mi llanto?

¿Qué pasa?

Pero seguía llorando.

No se decidió entre el uno ni el otro. Fue directamente al Sabio.

Pero cuando llego donde este hombre de larga barba blanca que había sido en algún momento pordiosero y antes medico, pero antes de esto mago; y entre medio de todo había estado loco. Esto había sido antes durantes y después. Por lo menos eso parecía delante de la gente.

La gente lo encontraba realmente Sabio; pero en vez de ello lo llamaban Medio Loco. Ir a visitar al Sabio, era ir a visitar al Medio Loco.

Cuando llego donde estaba el Medio Loco. Su llanto le impidió decir cualquier cosa. El Medio Loco lo miro, lo escuchó llorar, y entonces el comenzó a llorar junto al Caballero. El llanto del Medio Loco fue mas intensa que el del caballero y en un ademán que solo el que ha vivido tal situación lo comprende, le pidió que imitara la intensidad que el llevaba. Los dos lloraban a tal intensidad que parecía el llanto de dos que lo han perdido todo y que no tienen esperanza de recuperarlo. Lo único que hacia era llorar y llorar.

Cuando se logro calmar el Caballero comenzó a pensar en el espectáculo que estaban dando. En ese minuto el Medio Loco le dice que no le importe tanto el que dirán de los hombres y que se deje consolar en su llanto por el Consolador que su Señor ha enviado a su corazón

Allí logro comprender. El llanto del que lloraba era el anhelo de consuelo, como un gran pez que había sido enganchado por la caña del Pescador.

Cuando terminó de llorar entendió. Cuando terminó de llorar algo del señor obscuro salió de él. El necesitaba llorar como consecuencia de sus actos de desobediencia. No era por el castigo, sino por el consuelo